Él había intentado no mirar sus enormes ojos claros, no fijarse en aquel mechón de pelo rebelde que le daba ganas de agarrarlo y colocarlo hacía el lado que le tocaba. Había intentado con todas sus fuerzas reprimir el deseo de sentir la suavidad de su piel, especialmente la parte de abajo de la clavícula, que sobresalía lo justo para querer deslizarle los dedos por encima. Había intentado no mirarla, pero ( y sabía que ella lo había notado) no había sido capas de apartar los ojos.@lindo, hermoso, eso sos.